Hay veces que me molesta mucho tener razón, como en ésta. Preferiría haberme equivocado, pero parece que el ínclito Escariolo se ha empeñado en dármela.
Claro, que tampoco hace falta ser un lince para darse cuenta del estado en que se encuentra nuestra selección de baloncesto. Sin embargo, a pocos periodístas les he oído o leído un análisis correcto. Unos por subordinación a la federación, otros por optimismo y los más por no tener ni idea de que va esto, la mayoría han seguido, erre que erre, diciendo que el mal es pasajero. Al final TODOS dirán o escribirán que ya lo habían advertido y que ya lo sabían, pero que no querían alarmar al personal. Lo de siempre.
No me voy a alargar demasiado con el comentario, pues supongo que todos lo habrán visto. El equipo empieza bien y entonces el Sr. Escariolo "piensa" (que según él es lo que mejor sabe hacer) y decide poner el huevo en forma de rotaciones absurdas que lo que hacen es romper el rítmo de juego del equipo. Y así hasta el final del partido en cuyos últimos segundos, digo yo que para sentar cátedra definitivamente, nos ha dejado la mejor "perla cultivada" de su amplio repertorio: Con Rudy, Navarro y los Gasol en el campo, va y se la juega con Llull en una penetración suicida ante las torres turcas que ya le habían amargado el partido a todos nuestros hombres altos. Genial.
Lo siento por la afición, por los propios jugadores y por el pobre Calderón intentando explicar (ardua, si no imposible, tarea) lo que pasaba en el campo a través de los micrófonos de la cadena de TV que retrasmitía el partido.
Sintomáticas y esclarecedoras a la vez de lo que piensan los jugadores de su entrenador, las palabras de Marc Gasol al finalizar el encuentro.
Lo dicho. Para que los jugadores te sigan han de creer en ti. Y en este caso me da la impresión de que los jugadores no creen ni en los sistemas, ni en el que se los ordena.
Queda la posibilidad de que en los próximos partidos los jugadores pasen de su entrenador (ya lo he visto más de una vez) y así es posible que se ganen los partidos.
Que Ustedes lo sufran bien.
Claro, que tampoco hace falta ser un lince para darse cuenta del estado en que se encuentra nuestra selección de baloncesto. Sin embargo, a pocos periodístas les he oído o leído un análisis correcto. Unos por subordinación a la federación, otros por optimismo y los más por no tener ni idea de que va esto, la mayoría han seguido, erre que erre, diciendo que el mal es pasajero. Al final TODOS dirán o escribirán que ya lo habían advertido y que ya lo sabían, pero que no querían alarmar al personal. Lo de siempre.
No me voy a alargar demasiado con el comentario, pues supongo que todos lo habrán visto. El equipo empieza bien y entonces el Sr. Escariolo "piensa" (que según él es lo que mejor sabe hacer) y decide poner el huevo en forma de rotaciones absurdas que lo que hacen es romper el rítmo de juego del equipo. Y así hasta el final del partido en cuyos últimos segundos, digo yo que para sentar cátedra definitivamente, nos ha dejado la mejor "perla cultivada" de su amplio repertorio: Con Rudy, Navarro y los Gasol en el campo, va y se la juega con Llull en una penetración suicida ante las torres turcas que ya le habían amargado el partido a todos nuestros hombres altos. Genial.
Lo siento por la afición, por los propios jugadores y por el pobre Calderón intentando explicar (ardua, si no imposible, tarea) lo que pasaba en el campo a través de los micrófonos de la cadena de TV que retrasmitía el partido.
Sintomáticas y esclarecedoras a la vez de lo que piensan los jugadores de su entrenador, las palabras de Marc Gasol al finalizar el encuentro.
Lo dicho. Para que los jugadores te sigan han de creer en ti. Y en este caso me da la impresión de que los jugadores no creen ni en los sistemas, ni en el que se los ordena.
Queda la posibilidad de que en los próximos partidos los jugadores pasen de su entrenador (ya lo he visto más de una vez) y así es posible que se ganen los partidos.
Que Ustedes lo sufran bien.