sábado, 12 de septiembre de 2009

La fuerza de la sinrazón (la de Escariolo)

Hay veces que me molesta mucho tener razón, como en ésta. Preferiría haberme equivocado, pero parece que el ínclito Escariolo se ha empeñado en dármela.
Claro, que tampoco hace falta ser un lince para darse cuenta del estado en que se encuentra nuestra selección de baloncesto. Sin embargo, a pocos periodístas les he oído o leído un análisis correcto. Unos por subordinación a la federación, otros por optimismo y los más por no tener ni idea de que va esto, la mayoría han seguido, erre que erre, diciendo que el mal es pasajero. Al final TODOS dirán o escribirán que ya lo habían advertido y que ya lo sabían, pero que no querían alarmar al personal. Lo de siempre.
No me voy a alargar demasiado con el comentario, pues supongo que todos lo habrán visto. El equipo empieza bien y entonces el Sr. Escariolo "piensa" (que según él es lo que mejor sabe hacer) y decide poner el huevo en forma de rotaciones absurdas que lo que hacen es romper el rítmo de juego del equipo. Y así hasta el final del partido en cuyos últimos segundos, digo yo que para sentar cátedra definitivamente, nos ha dejado la mejor "perla cultivada" de su amplio repertorio: Con Rudy, Navarro y los Gasol en el campo, va y se la juega con Llull en una penetración suicida ante las torres turcas que ya le habían amargado el partido a todos nuestros hombres altos. Genial.
Lo siento por la afición, por los propios jugadores y por el pobre Calderón intentando explicar (ardua, si no imposible, tarea) lo que pasaba en el campo a través de los micrófonos de la cadena de TV que retrasmitía el partido.
Sintomáticas y esclarecedoras a la vez de lo que piensan los jugadores de su entrenador, las palabras de Marc Gasol al finalizar el encuentro.
Lo dicho. Para que los jugadores te sigan han de creer en ti. Y en este caso me da la impresión de que los jugadores no creen ni en los sistemas, ni en el que se los ordena.
Queda la posibilidad de que en los próximos partidos los jugadores pasen de su entrenador (ya lo he visto más de una vez) y así es posible que se ganen los partidos.
Que Ustedes lo sufran bien.

miércoles, 9 de septiembre de 2009

De milagro

Pues bien, me reafirmo en lo que dije ayer: las vamos a pasar canutas. No me gusta ni el juego ni la actitud del equipo (sólo hay que mirar las caras de los jugadores). Antes el equipo jugaba a un nivel alto durante 30 minutos y tenía esos otros 10 minutos en los que arrollaba y deshacía al rival. Ahora juega 30 minutos a un nivel muy bajo y otros 10 a nivel medio-alto, lo que nos sirve para ganar por 8 puntos a equipos como Gran Bretaña ( lo lógico serían de 20 a 30 puntos de diferencia), pero que no nos servirá hoy contra Eslovenia, como no nos sirvió contra Serbia que, por cierto, perdió con Eslovenia.
Me da la impresión de que los jugadores no están a gusto, que juegan sin creer en los sistemas. Es como si algo los retuviera. Es posible que sean algunas decisiones del entrenador como, por ejemplo, que Victor Claver que ha hecho todos los partidos de la fase preparatoria saliendo en el cinco inicial, ahora juegue unos pocos minutos, aunque lo haga, como ayer y los demás días, mucho mejor que Mumbrú al que se le ve corto de preparación. Que Reyes juegue menos de 15 minutos cuando es nuestro seguro de vida. A Escariolo se le ha metido en la cabeza un cinco titular que, hoy por hoy, no funciona y a las rotaciones que hace, a veces, es difícil encontrarle algún sentido. Ricky no funciona, parece que juegue para fichar por los Globetrotters y falla más de la cuenta, pero está en pista muchos más minutos que Raúl aunque éste lo haga mejor. No podemos fiar todo nuestro juego en Pau, porque no está al 100% y porque hay que repartir responsabilidades.
En fin, esperemos que hoy el equipo se reconozca y nos de una alegría, porque ayer hubo momentos en los que tenía pie y medio en el avión de vuelta a España.
Salud.

martes, 8 de septiembre de 2009

Las apariencias no engañan

Dice una sentencia que "la cara es el espejo del álma". Pues si es así, el álma de Llull está de capa caida y la de Navarro ni siquiera está disponible.
Llevaba días comentando con los amigos, desde antes del partido con Lituania, que no me gustaba el cariz que estaba tomando nuestra selección de baloncesto, por eso no había vuelto a escribir en el blog (quería mantener la euforia del anterior comentario), en espera de que empezase el campeonato y viera, en condiciones reales, el juego de nuestra selección. Pues bien, no me había equivocado. Nuestra selección no está como debiera y cualquiera que entienda un poco de esto debería haberse dado cuenta. Esto no quita para que siga pensando que debemos ganar este Europeo, pero llevárnoslo de calle, como la mayoría (sobre todo periodístas) pensaban, nada de nada.
Desde que Pepu Hernández llegó al puesto de seleccionador (se marchó por la ineptitud e incongruencia del presidente Sáez), la selección ha seguido una trayectoria, como equipo, ascendente. Pero, en este momento la caída parece inminente.
Con Pepu, como había sucedido con el anterior seleccionador, en el equipo y en su juego había alegría y brillantez, se hacían transiciones rápidas, se buscaban posiciones de tiro con paciencia cuando era menester y se defendía con intensidad. Con Aito (¿porqué te fuiste?) el equipo subió la intensidad en la defensa e incluso la velocidad en ataque. Aito, además, jerarquizó con maestría la plantilla, sin perder por ello la alegría y la brillantez en el juego.
Ahora está Escariolo (otro capricho del presidente Sáez) y, después de un mes de preparación y, a pesar de lo que dije el otro día, parece que no ha preparado nada. Ha querido cambiar la manera de jugar y el equipo va hacia atrás; ya no se corre como antes, posicionalmente el juego es mucho más farragoso y predecible y se defiende mal porque las transiciones son lentas como consecuencia de ataques mal elaborados y en los que los jugadores acaban descolocados.
Hay un dicho en el deporte: Si algo funciona, no lo toques. Pues habría que hacerselo aprender al ínclito Escariolo. ¿Alguien entiende que Reyes jugara sólo 14 o 15 minutos?
También es verdad que Pau y los de la NBA, llevan tres meses sin jugar, que Ricky y su culebrón puede que haya desestabilizado algo, que Serbia (cuidado con este equipo, me recuerda a aquella Jugoplastica que jugaba sus partidos en España, por lo de la guerra de los Balcanes y que ganó la Copa de Europa con jugadores desconocidos en aquel momento como Toni Kukoc) ha rendido al 110%, mientras España lo ha hecho al 40% y es dificil que eso vuelva a ocurrir. Pero tres semanas de preparación siempre sirvieron para afinar todas esas cosas, porque no son de recibo los porcentajes de tiros libres (pura mecánica y entrenamiento) y los de tiros de tres puntos (se entrenan los tiros en las condiciones más duras posibles que es como sucederá en los partidos) y eso nos dice que la preparación no ha sido buena. Y si la preparación no es buena, la culpa es del entrenador. Después dirán que un mal día lo tiene cualquiera, etc., pero lo que ví ayer no fue un mal día (y ojalá me equivoque) fue el síntoma de una enfermedad grave, ¿la soberbia del entrenador?, que puede llevar al enfermo a la UVI y dar al traste con todas las ilusiones.
Lo dicho, hemos perdido la alegría y la brillantez (en el único sitio que queda es en el pelo del entrenador) y la hemos cambiado por la robotización. Cuando los deportistas se comportan como funcionarios en el terreno de juego, pierden su capacidad de improvisación y se convierten en marionetas cuyos hilos mueve el señor del banquillo. Siempre he pensado que el entrenador tiene que tener cierto protagonísmo, pero tanto, tanto, creo que no es bueno.
En fin, que ustedes lo pasen bien.