Como diría un castizo, "le dieron hasta en el cielo de la boca", pero él, emulando a aquel personaje de la tele, siguió testarudo y confiado en su "yo sigo". Y, ya sabemos, el que la sigue la consigue. Grandísimo éste manchego que peleando contra los gigantes molinos holandeses que golpeaban con sus feroces aspas en cualquier parte de su dolorido cuerpo, supo acertar al final y darnos a todos los españoles esa enorme alegría y quitarnos de un plumazo ese sanbenito de perdedores. No, ya no lo somos. Nos faltaba el fútbol y ya lo hemos conseguido. ¡Y de qué manera!.
Jugamos el partido contra una Holanda que como era de suponer, se dedicó a destruir. A destruir el fútbol, el sistema español y si se terciaba, como así fue, las piernas, el pecho o lo que fuera de los jugadores españoles. No se merecía ganar un equipo holandés que renunció a su indiosincracia y a sus tradiciones. ¡Qué pensarán Cruyff y compañía!. Tristes deben de estar. Pero, también jugamos contra el árbitro, un inglés para el queVan Bommel y DeJong debieron de hacerse invisibles cuando atizaban de la manera chulesca, arrabalera y falta de cualquier ética deportiva que lo hicieron ayer. Es increíble que ambos acabaran el partido y, más aun que el ínclito Van Bommel fuera hasta el vestuario protestándole no sé que cosas al nefasto y cegato árbitro inglés.
Se hizo justicia. Ganó el mejor y la copa se viene a España donde esperemos que esté bastante tiempo.
Saltándome mis costumbres decidí ver el partido en una pantalla gigante y me uní a un grupo de veinteañeros que se habían preparado para la ocasión con toda la parafernalia habida y por haber: banderas, camisetas de la selección, pinturas para la cara y el pelo, trompetas y trompetillas. En fin, todo lo necesario.. Y disfruté con ellos, con su ilusión y su fuerza. Sabía que el fútbol tenía tirón, pero lo de ayer fue una auténtica locura de identificación con unos colores y una selección. Cuando Iniesta marcó, una chica que estaba a mi lado y que no debía tener más que 20 ó 22 años, rompió a llorar como una Magdalena y entre sollozo y sollozo no dejaba de decir: esto es histórico, esto es la h... Intenté calmarla diciéndole que ella era muy afortunada pues ha crecido con los grandes logros del deporte español: Nadal, Alonso, Gasol, el baloncesto, el motociclismo, la natación, etc., etc. Los de mi generación hemos esperado y esperado años, lustros y decenios, rezando a los dioses olímpicos para que los Santana y los Nieto pudieran multiplicarse y dar una continuidad y un prestigio más amplio a nuestro deporte. No la calmé, posiblemente no había oído hablar de Santana o de Nieto, pero me estrechó la mano con fuerza y siguió con su enorme alegría y su entrecortado llanto.
Grande, grande Iniesta, grandes todos los demás. Gracias por hacer vibrar a un país entero.
Y que sigáis haciéndonos soñar. ¡¡¡Enhorabuena!!!