domingo, 20 de diciembre de 2009

Cuando tiene que suceder, sucede



No podía ser de otra manera. La ley de Murphy nos enseña que cuando algo puede ir peor, acaba empeorando. Pero toda ley tiene su reverso y, en éste caso, tocaba lo contrario: "si se puede mejorar, se mejora".
Quizá no fue el de ayer el mejor partido del Barça, pero, al igual que en la semifinal, fue un partido con épica. No se le reconocen en su medida  las virtudes del coraje, la lucha y la insistencia a este Barcelona. Sin embargo, las tiene. No sólo fabrica un fútbol exquisito, a veces mágico, sino que no le pierde la cara a ningún rival y, al más puro estilo alemán, golpea y golpea sin bajar el ritmo, hasta que el contrario abre alguna fisura y, por pequeña que ésta sea, por ahí se cuela alguno de los "enanos" del equipo.
No sé cómo lo hace Pep Guardiola, pero lo consigue. El Barça hoy día es un auténtico "equipo" que está por encima de cualquiera de las individualidades y ya es difícil teniendo a muchos de los mejores jugadores del mundo en la plantilla. Y es ese espíritu, pienso yo, el que le hace aun más grande. Si no está Iniesta, está Pedro. Si falta Busquet, está Toure, etc, etc. Es decir, no importa, o al menos no en demasía, quien está en el campo. El que juega es el Barcelona y todos juegan para él.
Podemos sentirnos unos privilegiados todos aquellos a los que nos gusta el deporte, porque hemos asistido a una de las mayores proezas que se pueden realizar: "Ganar todo aquello que disputas". Creo que solamente el Ajax de Cruyff ganó en un año todas las competiciones que disputó. Pero, si la memoria no me falla, fueron cinco.
Ahora el Barça ya está a la altura, si no por encima, de los más grandes equipos de la historia. Enhorabuena, pues, a los campeones y a los amantes del buen fútbol, sean del equipo que sean.
Felices Fiestas.