
La sangre y el sudor lo han puesto esta tarde los jugadores que han hecho, por fin, un partido que nos ha llevado de nuevo a creer en ellos. Aunque empezaron mal y agarrotados, presos de unos sistemas que los encorsetan, cuando se dieron cuenta de que estaban perdiendo la última oportunidad de reivindicarse, como por arte de magia (más bien de rabia) el equipo se olvida de consignas y empieza a defender como lo hacía con Aito y con Pepu, a correr y a hacer ataques rápidos y contraataques (aquel mate de Pau posiblemente fue el momento de inflexión) y en un visto y no visto le endilga un 23-0 a los pobres lituanos que hasta ese momento se las prometían muy felices. Partido acabado, los lituanos miraron las caras de los nuestros y lo único que pudieron ver fue la palabra "victoria" escrita en la frente y el fuego de la determinación llameando en los ojos.
A un buen entrenador le lleva tiempo hacer bueno a un equipo mediocre, pero a uno malo le lleva muy poco tiempo hacer mediocre a un gran equipo. Claro que, como dije ayer, de vez en cuando los jugadores deciden ser ellos mismos y olvidarse del entrenador. Eso es, a mi entender, lo que hicieron esta tarde los nuestros. Bien por ellos.
Y las lágrimas de verdad las hemos puesto los aficionados, primero de rabia, verguenza e impotencia y después de alegría y satisfacción.
Ahora sólo falta que los árbitros (se merecen una entrada aparte) nos midan por el mismo rasero que a los demás (esa es la fuerza de nuestra federación en Europa: ninguna) y así será posible que el oro venga a España. Luego el mérito se lo podrán los "trepas" de turno, pero ya no nos engañan. Creemos en los jugadores y estos, al final como han demostrado hoy, no nos defraudarán. Seguro.
Que tengan un buen día.
A un buen entrenador le lleva tiempo hacer bueno a un equipo mediocre, pero a uno malo le lleva muy poco tiempo hacer mediocre a un gran equipo. Claro que, como dije ayer, de vez en cuando los jugadores deciden ser ellos mismos y olvidarse del entrenador. Eso es, a mi entender, lo que hicieron esta tarde los nuestros. Bien por ellos.
Y las lágrimas de verdad las hemos puesto los aficionados, primero de rabia, verguenza e impotencia y después de alegría y satisfacción.
Ahora sólo falta que los árbitros (se merecen una entrada aparte) nos midan por el mismo rasero que a los demás (esa es la fuerza de nuestra federación en Europa: ninguna) y así será posible que el oro venga a España. Luego el mérito se lo podrán los "trepas" de turno, pero ya no nos engañan. Creemos en los jugadores y estos, al final como han demostrado hoy, no nos defraudarán. Seguro.
Que tengan un buen día.
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